Hace ya varios días que no la veo. Esta
semana estoy de vacaciones y al haber tenido a mis hijos el fin de semana ha
sido imposible que nos viéramos. Pero eso no ha impedido que hayamos hablado
mucho por teléfono y cada vez que lo hacemos nos vamos conociendo un poco más y
exploramos nuevas formas de reírnos. Por que la clave de estos días está siendo
la risa. Podemos estar hablando de trabajo, que terminamos riéndonos, podemos
estar hablando de la vida, que terminamos riéndonos. La noto bastante feliz
y eso me llena a mi de esperanza y de buenas sensaciones. Hasta el punto que
esta semana me ha propuesto hacer una escapada de fin de semana juntos a un
destino, quizá de montaña, todavía por definir. Me quedé con la boca abierta.
Hacía mucho tiempo que esa posibilidad, aunque todavía no se haya plasmado
sobre el papel, había pasado a ser algo rematadamente remoto. Virtualmente
imposible. Pero creo que esa alegría que rezuma por todos sus poros le está
llevando a querer hacer más cosas conmigo.
Incluso, a pesar de que hoy ha habido una
noticia regular, no parece que le haya dado más importancia de la que tiene ni
que haya querido meterse en su caparazón de nuevo, para afrontar la situación.
Se trata de un problema en la espalda. Al parecer, según las pruebas preliminares, debe
operarse, con el riesgo que eso conlleva. Le he hecho saber que me interesa mucho
su estado y que sería conveniente buscar una segunda opinión, algo que le ha
parecido muy bien. Así que, ¡vamos a intentar seguir en la brecha!
creo k es buena solucion
ResponderEliminarAún está en ello, luchando por evitar la operación con otras alternativas. Tiempo al tiempo. Gracias por tu visita!
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