Hoy ha sido un día más tranquilo, aunque te
he visto esta mañana al llegar al aparcamiento. Nos hemos saludado pero tu cara
me dice que también lo estás pasando mal o que te preocupa mi estado. No sé,
quizá me equivoque y solo sea un deseo mío, como otros no cumplidos. El caso es
que allí estabas, mostrando tu mano, pero sin una sola palabra, igual que ayer,
igual que mañana. Ojalá cambie esto algún día.
Sigo pensando mucho en ti. En cómo te irá
todo. En qué habrás decidido hacer en el trabajo. ¿Me lo querrás contar? Lo
dudo. El pacto es el pacto y supongo que no sabremos nada el uno del otro hasta
que ambos lo hayamos superado.
En mi trabajo todo sigue igual. Me voy
acostumbrando a regañadientes a volver a ser un programador más. No soporto que
corrijan mi trabajo como si fuera un principiante pero es lo que hay. Sin
apoyos de otros compañeros no puedo hacer nada. No quiero ser el escudo de
nadie. Que me usen como cabeza de turco. Trataré de involucrarme más en el área
que me ha tocado llevar. De momento me siento prescindible y eso me angustia
bastante. La semana que viene me harán la evaluación de desempeño. Ya veremos
por dónde me salen este año. Si solo pudiera contarte cómo ha ido y que tú me
contaras cómo te ha ido a ti. Qué sensación más agradable sería. Notar que
depositas en mí toda tu confianza y que deseas compartir cosas de tu vida
conmigo, como ayer, cuando me sentí como si fuera tu pareja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario