Hola bella dama, ¿qué tal estás?
Espero que bien, el esfuerzo de escalar sueños, bien merezca esa recompensa. A
lo mejor esta carta te sorprende pero tenía ganas de poner por escrito algunas
cosas que pasan por mi cabeza y mi corazón.
Todo empezó un buen día en el que
coincidí con una chica de coche gris en el aparcamiento. Nunca había visto que
me devolvieran una sonrisa tan bonita y simpática. La verdad es que me quedé
prendado. A partir de ese momento no sé muy bien ni cómo ni por qué, cada día
necesitaba ver esa sonrisa. Se convirtió en una especie de droga. Si veía esa
silueta delgada y de movimientos ágiles, coronada de esa sonrisa, sabía que el
día iba a ir bien. Y al contrario, si no te veía, de forma inconsciente, ese día tenía peor
humor. Creo que esta historia la conoces un poco.
La cosa fue a más. No ha dejado
de crecer desde entonces. Pude por fin conocerte y transmitirte mis
sentimientos. Y ¡oh, sorpresa!, los tuyos eran iguales. No me lo podía creer.
Me sentía como en una nube. Me sentía muy atraído por una persona y esa persona
sentía lo mismo por mí. Volvía a tener 15 años. Pero había un impedimento. Yo
no era completamente libre. Al menos no sobre el papel. Mi alma, mi corazón y
mi mente volaban libres pero la burocracia es la burocracia. A pesar de esto,
hemos seguido avanzando. ¡Qué ratos más enriquecedores! ¡Cuánta complicidad!
¡Cuánta pasión! No puedo olvidar el contacto de tu piel con la mía.
Ahora no estás cerca. Y, lo que
es peor, te has llevado una decepción, al comprobar que sigo sin ser libre. Tu
pasado te aconseja prudencia, es lógico, y eso te separa de mí o más bien no te
permite expresarte con toda libertad. No sabes el desasosiego que eso me
produce en mi fuero interno. Deseo fervientemente continuar el camino que hemos
iniciado, aunque hayamos dado pocos pasos en él. Sé, aunque no entiendo el motivo,
que puede ser un camino muy bonito, como el que te lleva a tu Pico favorito. Como decimos a veces, parece que nos conocemos de toda la vida. Y yo no
dejo de pensar que lo único que me une al pasado y que pone piedras en ese
camino, es un papel. Nada más.
Tengo muchas ganas de que podamos
hablar y expresar lo que sentimos. Sé que todo es cuestión de tiempo...aunque a
veces parezca que éste no quiere pasar rápido.
Así que, esto es todo. Tal y como
empezaba la carta, espero que estés bien, por dentro y por fuera.
Por encima de todo, deseo tu
felicidad, que es la mía.
Te mando el beso más grande que
he podido encontrar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario