lunes, 12 de enero de 2015

Carta a ti

Hola bella dama, ¿qué tal estás? Espero que bien, el esfuerzo de escalar sueños, bien merezca esa recompensa. A lo mejor esta carta te sorprende pero tenía ganas de poner por escrito algunas cosas que pasan por mi cabeza y mi corazón.

Todo empezó un buen día en el que coincidí con una chica de coche gris en el aparcamiento. Nunca había visto que me devolvieran una sonrisa tan bonita y simpática. La verdad es que me quedé prendado. A partir de ese momento no sé muy bien ni cómo ni por qué, cada día necesitaba ver esa sonrisa. Se convirtió en una especie de droga. Si veía esa silueta delgada y de movimientos ágiles, coronada de esa sonrisa, sabía que el día iba a ir bien. Y al contrario, si no te veía, de forma inconsciente, ese día tenía peor humor. Creo que esta historia la conoces un poco.

La cosa fue a más. No ha dejado de crecer desde entonces. Pude por fin conocerte y transmitirte mis sentimientos. Y ¡oh, sorpresa!, los tuyos eran iguales. No me lo podía creer. Me sentía como en una nube. Me sentía muy atraído por una persona y esa persona sentía lo mismo por mí. Volvía a tener 15 años. Pero había un impedimento. Yo no era completamente libre. Al menos no sobre el papel. Mi alma, mi corazón y mi mente volaban libres pero la burocracia es la burocracia. A pesar de esto, hemos seguido avanzando. ¡Qué ratos más enriquecedores! ¡Cuánta complicidad! ¡Cuánta pasión! No puedo olvidar el contacto de tu piel con la mía.

Ahora no estás cerca. Y, lo que es peor, te has llevado una decepción, al comprobar que sigo sin ser libre. Tu pasado te aconseja prudencia, es lógico, y eso te separa de mí o más bien no te permite expresarte con toda libertad. No sabes el desasosiego que eso me produce en mi fuero interno. Deseo fervientemente continuar el camino que hemos iniciado, aunque hayamos dado pocos pasos en él. Sé, aunque no entiendo el motivo, que puede ser un camino muy bonito, como el que te lleva a tu Pico favorito. Como decimos a veces, parece que nos conocemos de toda la vida. Y yo no dejo de pensar que lo único que me une al pasado y que pone piedras en ese camino, es un papel. Nada más.

Tengo muchas ganas de que podamos hablar y expresar lo que sentimos. Sé que todo es cuestión de tiempo...aunque a veces parezca que éste no quiere pasar rápido.

Así que, esto es todo. Tal y como empezaba la carta, espero que estés bien, por dentro y por fuera.
Por encima de todo, deseo tu felicidad, que es la mía.


Te mando el beso más grande que he podido encontrar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario