viernes, 27 de febrero de 2015

Cambios


Hoy no voy a hablar de amor ni de desamor, aunque lo que voy a escribir tenga relación con los sentimientos y las emociones.

Se trata de un cambio de aires, un cambio laboral que me lleva a experimentar nuevos retos profesionales, lejos de la gente que ha sido parte de mi durante casi tres años. En la empresa, los que tenemos la inmensa suerte de poder trabajar, y más en el estado en que se encuentra el país, pasamos la mayoría del tiempo. Y las relaciones más profundas de amistad suelen forjarse en sitios como este, es lógico. Pues bien, por primera vez en mi vida siento verdadera congoja al dejar mi puesto de trabajo para emprender nuevos proyectos, pero no por el miedo al cambio, sino por la gente que dejo atrás. Gente que me ha hecho crecer enormemente como ser humano. Es vox populi que los informáticos tendemos a ser un poco "especiales", pero lo cierto es que cuando trabajas en un sitio como el que he pasado los últimos años, y las personas que te rodean, te dan la oportunidad de mostrarles sin reparos cómo es uno mismo, te sientes libre, te sientes feliz y completo. Es por todo esto por lo que dentro de mí me siento tan extraño. Me cuesta pensar en que la próxima vez que me levante para ir a trabajar no veré a los que he considerado casi mis hermanos y hermanas. Sé que encontraré nuevas personas en el camino de las que me nutriré y con las que aprenderé nuevas cosas. Es ley de vida, pero dejo un pedacito de mi corazón entre las cuatro paredes que han sido mi hogar.

Hay una cita de la obra del Señor de los anillos que me gusta mucho y que explica muy bien esta situación:



Gracias a todos vosotros por existir. Sin vuestra ayuda hubiera sido muy difícil todo lo que he vivido en estos años.

¡Un fuerte abrazo!

domingo, 8 de febrero de 2015

El tiempo



Dicen que todas las cosas tienen un proceso. Que se necesita tiempo para todo. Está claro que somos esclavos del tiempo, pero a éste casi estamos acostumbrados y no le prestamos mayor atención, porque al final siempre hay tiempo, aunque sea para mañana. A lo que no nos acostumbramos nunca es a sufrir por amor.

El amor va y viene, pero en raras ocasiones, en momentos puntuales de la vida, llega un amor que arrasa con todo y se hace hueco para dejar las maletas y quedarse para siempre. Si alguien desea ese amor tanto como tú todo va sobre ruedas y el tiempo parece que pasa despacio cuando no estás con ese amor y muy deprisa cuando sí lo estas. Lo frustrante es cuando no sucede así y ese amor no es del todo correspondido. En ese caso sólo deseas que el tiempo sea tu aliado y vaya todo lo rápido que pueda para que al despertar te des cuenta de que ya no duele nada en lo más profundo.

Mi caso actual es este último.

Pero el tiempo no pasa y el amor y los sentimientos hacia ella tampoco. Y vuelven a surgir los momentos de intimidad, y vuelven a llegar los momentos de complicidad, pero son fugaces como el tiempo y desaparecen pronto. Se construyen muros, barreras al amor, trabas a la felicidad absoluta.

Ojalá todo se simplificara, se mostrara más sencillo y diera lugar al disfrute de cada segundo de tiempo.

Pase lo que pase, segundos, minutos, horas o días, lo que siento por cada pequeña cosa que compone a ese encanto de mujer, que tan atrapado me tiene, no menguará. Probablemente será diferente con el tiempo, pero no dejará de ser grande, muy grande y muy intenso. El amor es lo que tiene, que no depende del tiempo.

lunes, 2 de febrero de 2015

Amor tóxico

Enfermo, me siento enfermo de amor. De un amor que no es sano, que me hace daño pero no puedo hacer nada para evitarlo. El culpable soy yo por no cerrar para siempre esa puerta y superarlo como el resto de personas.

Erre que erre.

Creo que me estoy dejando llevar porque me siento bien a su lado, pero esto nunca va a ir más allá, simplemente porque ella no quiere, no es capaz de ofrecerme nada más que no sea amistad. No lo deja salir. ¿Por qué nos besamos a pesar de haber dejado claro que se ha terminado? Yo sigo amándola, incluso después de haber pasado un més desde que lo dejamos. Será pronto, pero no soy capaz de pensar en una cosa y que no salga ella por en medio de esos pensamientos. En ocasiones, creo que lo he superado, que no la necesito para nada y que estoy mejor sin ella. Pero dura el tiempo que tarda en llegar un mensaje suyo o se cruzan nuestras miradas.

Sigue siendo como al principio.

Que me pide un favor, yo presto a ofrecerle mi ayuda. Que necesita un consejo, me desvivo por dárselo, como si no hubiera un mañana. Y a cambio, ¿qué recibo? Ambigüedad e incapacidad para mojarse en lo que estamos haciendo. Le aporto cosas que nadie más lo hace, está claro. Mi visión sobre los temas que le importan, de momento, le sirve para mucho. He estado a su lado en todo lo que ha necesitado, porque la quiero, y lo sabe, y seguramente, a cambio, deseo lo mismo de ella hacia mi, pero es exactamente eso, un deseo, que se convierte en un amor tóxico, ya que ni lo puedo tener, ni lo puedo dejar ir para siempre.

Me duele el corazón al pensarlo.

¿Por qué tuve que enamorarme de una persona como ella? ¿Por qué lo dejé todo por ella? ¿Por qué sigo estando ciego? ¿Por qué sigo amándola?